viernes, 16 de enero de 2015

El equipo detrabajo

Ante el éxito en los negocios, la tentación de atribuirle un papel excluyente a la capacidad personal siempre es grande, pero los buenos líderes no se olvidan de destacar el rol que jugaron los equipos de trabajo. La reivindicación del trabajo en equipo desmiente, además, la lógica del "hacedor" y la idea de que el éxito se sustenta en la capacidad de una persona. 

En su último libro, Ideas en la ducha, el economista y periodista Sebastián Campanario cuenta su decepción cuando no pudo encontrar al creador de Coca-Cola Life, ya que detrás de la gaseosa endulzada con stevia que se desarrolló en la Argentina y se replicó en otros países hubo "un trabajo grupal que involucró a centros de innovación en todo el mundo".

Ante el éxito en los negocios, la tentación de atribuirle un papel excluyente a la capacidad personal siempre es grande, pero los buenos líderes no se olvidan de destacar el rol que jugaron los equipos de trabajo:

"Estoy convencido de que los éxitos son grupales y creo que siempre logré armar buenos grupos de trabajo que permitieron a las personas explotar su máximo potencial", cuenta Gustavo Domínguez, que a fines de los 90 se animó a dejar el mundo corporativo -había trabajado en el grupo Werthein y en Seagram's- para probar suerte con una vinoteca propia en Villa Gesell.

Después de vivir tres años en la costa, Domínguez volvió a Buenos Aires y creó su propia empresa de bebidas alcohólicas, Sabia, y en 2008 se la vendió a Campari. "Los líderes son necesarios y vale la pena seguirlos en la medida en que permitan el desarrollo de todas las personas y su objetivo no sea únicamente brillar. Como dice el tao: es más importante iluminar que brillar. Hay que formar a las personas para que ellas mismas puedan superarnos", propone Domínguez, que hoy es presidente de Campari Argentina.

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