martes, 2 de diciembre de 2014

Las comunidades también emprenden

La textil Maloca y la alimenticia Nuboselva son ejemplos de pequeños emprendimientos que se conformaron como redes de trabajo colaborativo. Cómo lograron financiamiento y asesoramiento para crecer con éxito

¿Conoce el dulce de tomate chilto? Esta exquisitez es producida artesanalmente en Valle Grande, en las Yungas jujeñas, con ingredientes 100% naturales y sin conservantes, por iniciativa de un grupo de mujeres autoempleadas de la localidad de San Francisco. Bajo la marca "Nuboselva", las artesanas dulceras muestran su destreza para producir alimentos en base a este fruto regional, así como cayote, yacón, mango, papaya, pera, manzana, zapallo y naranja, entre otras variedades. Los insumos proceden del monte y son provistos otros por pequeños productores de la zona.

Para que Nubolseva fuera un proyecto de negocios sustentable hubo un inestimable respaldo del programa que llevan adelante la organización Potenciar Comunidades y la Fundación Banco Macro, que en 2012 contribuyeron a organizar este emprendimiento, darle autonomía y desarrollar capacidades en cada uno de los actores de su cadena de valor. Esta alianza estratégica, a la par de brindarle financiamiento y asesoramiento al proyecto en cada etapa de desarrollo, respeta el objetivo de generar un positivo impacto en su comunidad, al crear una fuente de trabajo formal y estable en el largo plazo.

El programa Potenciar Comunidades se fundamenta en la idea de impulsar el desarrollo local con inversión social y garantiza que los recursos obtenidos por la comercialización de los productos se distribuya entre cada uno de los participantes, sin intermediarios. No sólo contempla la gestión de proyectos socio-productivos, sino también turísticos, culturales y educativos.

En el mismo sentido, la Fundación Macro se concentra en concretar alianzas con entidades que promueven la cultura del trabajo y los emprendimientos productivos. Estas iniciativas permitieron beneficiar de forma directa a cerca de 30 mil personas, con la puesta en marcha de 57 emprendimientos productivos.

Valor agregado y sustentabilidad

Otra de estas alianzas estratégicas es la que la Fundación Macro acordó con la Fundación Impulsar, una organización privada sin fines que desde 1999 contribuyó a iniciar más de mil micro emprendimientos en las provincias de Salta, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Buenos Aires y Misiones. Juntas organizan cada año la "Competencia Emprendedora", un programa por el cual se seleccionan proyectos que tengan por lo menos dos años de existencia y que a la vez no puedan acceder a crédito o capacitación.

Fruto de esta iniciativa es Maloca, una fábrica de prendas de vestir creada por Patricia Piccardo en la capital salteña. Ella inculca valores a través de sus productos; uno de ellos es el de "comercio justo", que abarca al precio final como al pago que perciben todos sus colaboradores y proveedores, muchos de ellos habitantes de la Puna.

"Trabajamos con comercio justo, junto a comunidades de la Puna, en una cadena de producción que va desde la obtención de las materias primas hasta la confección del producto final", dice esta ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente, con dos hijos. "Fue muy importante para mí volver a confiar en las planificaciones", añadió.

La empresaria recuerda que "Maloca" se le llama en Brasil a los espacios comunitarios y su traducción del lenguaje de los nativos del Amazonas es la de "vientre de formación". Esa idea germinal fue tomando cuerpo hasta transformarse un auténtico modelo de negocios: prendas de refinada confección en base a diseños originales, realizadas con fibras y tinturas naturales.  

"Ya no se habla tanto de capacitaciones, si no de talentos. No sólo importa ganarme el pan, si no cómo me lo gano. Yo quiero hacer negocios de esta forma. Hay que crear redes, generar producción y empleo", afirma Piccardo, quien recalca en este aspecto el respeto por el marco cultural en el que se desarrolla un emprendimiento.

Piccardo cuenta que en Maloca hay once personas que trabajan en la ciudad de Salta y otras 30 familias de la Puna jujeña, que son las proveedoras de materia prima. A estas manos háblies hay que añadir otros cien trabajadores indirectos. Todos participan en el proceso de producción, bajo el concepto de agregar valor en cada etapa de la confección de la prenda.

La marca crece día a día. En septiembre, Patricia participó del "Entrepreneur Global Summit" en Londres, en representación de la Argentina y los proyectos de la "Competencia Emprendedora". La empresaria enfatiza el sentido del término "sustentabilidad", que se concreta en "procesos en la producción de bienes y de servicios que no comprometan la salud de las personas y ni del ambiente".

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