martes, 31 de marzo de 2015

El liderazgo ágil una pieza clave

El liderazgo ágil es un tipo de liderazgo que permite lograr un objetivo de manera flexible y adaptándose al contexto. Este modelo es ideal para los dueños de pymes y startups, quienes constantemente deben tomar decisiones en un ambiente cambiante.

Liderar gente fue desde siempre la tarea más difícil de todo empresario. Hoy en día, con el contexto económico tan fluctuante, la velocidad con la que se manejan las comunicaciones, las innovaciones tecnológicas y la complejidad de los gestionar gente de distintos generaciones (Baby Boomers vs. X vs. Millenials), las PYMES requieren líderes cada vez más flexibles, más ágiles. 
A su vez, el líder debe desarrollar la capacidad de hacer que su equipo también sea ágil en responder a los problemas. Este es el punto débil que afecta a la mayoría de los dueños de las pymes. Ellos van desarrollando una capacidad única para resolver problemas y tomar decisiones rápidamente en situaciones de emergencia, pero no lo van haciendo transmitiendo a sus empleados, sino que resuelven ellos la mayoría los problemas. Es así como las empresas terminan dependiendo en un 99% de sus dueños y se vuelven lentas, ineficientes y poco innovadoras. En el modelo de liderazgo ágil, generar una cultura que valora la autonomía de los empleados es clave.

Características del líder ágil: El líder ágil debe  desarrollar habilidades poder mantener la empresa en marcha y cumplir los objetivos planteados a pesar de las dificultades del entorno. Esas  habilidades son:

Animarse a tomar decisiones: decidir cuándo y cómo adaptarse, cuando mantener el curso y cuando desarrollar una tercera alternativa más ventajosa.
Ser flexibles emocionalmente o tener resiliencia para poder adaptarse a las distintas situaciones y dejar atrás lo que haga falla, es decir, sobreponerse a los contratiempos, no frustrarse y salir fortalecido de ellos. Un claro ejemplo es dejar de aferrarse a un producto que es obsoleto sólo porque fue el primero de la empresa, y buscar nuevas alternativas.
Trabajar de forma productiva bajo incertidumbre. El stress de la rapidez y la incertidumbre puede hacer más o menos eficiente a la gente. Reducir al miedo al fracaso, y tomar un error sólo como un paso más hacia el éxito contribuyen a mejorar la productividad en circunstancias difíciles.
Tener experiencia, que se logra en el puesto de trabajo y conocimiento teórico, que se adquiere con capacitación. La toma de decisiones muchas veces es intuitiva, y sobre todo cuando debe ser rápida. La intuición va mejorando junto con la experiencia. Como dice Malcolm Gladwell en su libro Blink “la clave para tomar decisiones no es el conocimiento, es el entendimiento. Tenemos que respetar el hecho de que es posible saber sin saber que sabemos, y aceptar que a veces es mejor tomar decisiones así.”

Preparar a un equipo con las características anteriores: Si sólo una persona es capaz de resolver situaciones en una empresa, su espectro de operación se ve reducido a su capacidad.  Es fundamental que el líder ágil pueda capacitar a su equipo para que también puedan tomar decisiones de manera ágil sin tener que consultarle, y desarrollen  a su propio equipo. Todos los integrantes de una PYME ágil deben desarrollar estas habilidades para poder sostener la estructura junto al dueño, y aprender a determinar cuáles situaciones pueden resolver solos y cuáles deben solicitar ayuda.

Cambio de cultura: Para lograr este último punto, el líder debe ser capaz de aceptar las decisiones del resto del equipo, debe capacitar a sus empleados con las herramientas o metodologías que considere más eficientes y sobre todo fomentar la cultura de la autonomía. Las empresas que están formadas para depender del dueño no pueden cambiar fácilmente. El cambio debe venir acompañado de acciones concretas, como ofrecer la posibilidad de dar opiniones y tomar decisiones sin ser castigado por los resultados obtenidos. A medida que la gente se vaya “soltando” a participar en las decisiones, debe recibir feedback en el corto plazo sobre los resultados, y debe ser alentado a continuar sin miedo a equivocarse. Como decía Edwards Deming en uno de sus 14 principios del libro La salida de la crisis: “nadie puede dar lo mejor de sí a menos que se sienta seguro. Seguro significa sin miedo, no tener miedo a expresar ideas, no tener miedo de hacer preguntas”.

El liderazgo ágil no se logra fácilmente, lleva su tiempo adaptarse y adaptar a la gente a una nueva forma de trabajo. El líder es quien debe empezar el cambio si quiere ver resultados.

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