Los emprendedores argentinos son reconocidos internacionalmente por su creatividad, profesionalismo y potencialidad para convertirse en empresarios de alto impacto", afirma Torres Carbonell (directora del Centro de Entrepreneurship de IAE Business School). En este articulo presentamos dos casos de exito, y su historia de emprendimientos que, casi desde el minuto cero, fueron concebidos pensando en conquistar el mundo.
Directo a la Gran Manzana. Con la idea de reemplazar los cordones tradicionales y convertir el calzado en una especie de pantufla cómoda y cool, que se puede rediseñar combinando colores, Gastón Frydlewski y Mariquel Waingarten crearon Hickies, una empresa que, basada en Nueva York desde hace dos años, tiene presencia en cuatro continentes y 13 países. "No me gustaba atarme los cordones ni los moños de las zapatillas. Trabajé con una agencia de diseño industrial en Buenos Aires para diseñar los primeros Hickies", comenta Frydlewski. Los socios, también marido y mujer, buscaban un modo de vida distinto al que tenían en la Argentina y, tras casarse en 2011, producto patentado y business plan en mano, migraron a los Estados Unidos.
La primera ronda fue de angel investors que, además de financiamiento (cuyo monto no trascendió), aportaron asesoría. Las mentorías son clave: acortan y facilitan el paso entre la oportunidad y el éxito, suman experiencia, conocimientos, networking, contención y coaching, acota Torres Carbonell. Para los creadores de Hickies, el puntapié fue comercializar el producto en la plataforma de crowsourcing Kickstarter. En menos de un año, la firma superó sus metas en un 600%, aunque los socios prefieren mantener la cifra bajo reserva. Los primeros pasos en Nueva York los dieron en una oficina prestada en el barrio de Tribeca. El primer año fue difícil pero rindió sus frutos. Conseguimos la primera cuenta grande: Brookstone, recuerda Gastón. Poco después, se mudaron a un espacio compartido para emprendedores en Brooklyn.
El producto se ofrece en cadenas en los Estados Unidos, Japón, Corea, Canadá, América latina y Europa. Ya vendieron un millón de paquetes. Ser chicos fue una ventaja: tuvimos flexibilidad para reaccionar. Luego de lanzar Hickies, notamos que el 50% del tráfico de la web venía de Japón. Los japoneses se sacan los zapatos cuando ingresan a un lugar. Viajamos a ese país a buscar distribuidor. A los cinco meses, estaban vendiendo allí y en Corea. La pareja fue seleccionada, junto a otras dos empresas, ganadora de un concurso de innovación que auspició Brookstone. Por eso, nos eligieron para vender en sus tiendas. También, ganamos el primer puesto en la categoría start ups de un concurso de American Airlines sobre diseño y creatividad.
A Silicon Valley. El argentino Martín Enríquez y el brasileño Gustavo Arjones, fundadores de SocialMetrix, desarrollaron una tecnología que sirve para hacer social media analytics, es decir, capturar todas las conversaciones que discurren en las redes sociales sobre marcas, productos y personalidades; procesarla y entregarla, en forma de datos y de paneles de control, a las empresas para que puedan tomar decisiones. Además de la Argentina, tienen oficinas en Brasil, México y, pronto, en los Estados Unidos.
Con 70 empleados part time y 27 full time, atienden clientes en 12 países de América latina. En 2005, empecé a dirigir las operaciones para América latina de una agencia de marketing estadounidense. Una empresa cliente, dedicada a la fabricación de computadoras, solicitó un estudio de social media sobre blogs. Propuse crear una herramienta para evitar tener que leer un millón de blogs. Pero los accionistas me respondieron que nuestro core no era desarrollar tecnología. Me quedé dando vueltas con esa idea durante un año y medio, comenta Enríquez. Al poco tiempo, dejó la agencia, contactó a Arjones, a quien había conocido unos años atrás en otra empresa, y, en abril de 2008, se constituyó SocialMetrix.
Un año después, consiguió una mención del concurso Innovar como una de las empresas más innovadoras de Iberoamérica y Endeavor los seleccionó como emprendedores en California. Es difícil de cuantificar el apoyo que recibimos; networking, profesionalización, mentorías. La primera financiación, que fue de u$s 150.000, la hicimos nosotros. En 2011, abrimos el capital y tomamos inversión profesional. Así ingresó un grupo inversor británico, Daily Mail and General Trust, hoy socios de una tercera parte de la firma. Nos han acompañado a expandir nuestro negocio en nuevos mercados. La firma comenzó a crecer y la llegada a la meca techie, Silicon Valley, no se hizo esperar.
Fue una oportunidad para seguir desarrollando la red en San Francisco, agregan. Su cartera de clientes es más grande en el exterior que en la Argentina. Se vincula con el tamaño del mercado: el argentino no se expandió tan agresivamente desde 2006, como lo hizo desde 2001. Brasil y México son los más fuertes. Tenemos clientes Chile, Perú, Colombia, Ecuador y los Estados Unidos, dice. En la Argentina, las mismas cosas que nos generan problemas. Asu vez, crean oportunidades. Aún hoy, un costo relativamente bajo de algunos recursos es una ventaja, comenta Enríquez y agrega: En el mediano plazo, empezaremos a operar en mercados como Sudáfrica, Turquía y China.
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